5/9/11

Grandes fotógrafos de la historia


Horst P. Horst (1906 - 1999)

Después de un breve período de interés por la arquitectura y un cursillo práctico con Le Corbusier en París, Hosrt P. Horst llegó a la fotografía gracias a la intervención de su amigo George Hoyningen-Huene. Janet Flaner, del New Yorker, había descubierto sus fotos en una pequeña exposición organizada en una galería de Passy. El resultado fue un primer contrato para Vogue, la revista a la que Horst permanecería fiel durante toda su vida.
Ciertamente, Horst no revolucionó la fotografía de moda, pero contribuyó indudablemente a su perfecionamiento.
La segunda generación de fotógrafos de moda todavía tenía que definir los lineamientos fundamentales de ese género fotográfico. Los primeros interrogantes consistían en saber si la fotogrfía debía ser una copia de la realidad, si el atuendo de la modelo debía o no captar el interés central de la imagen y en que medida la intención del fotógrafo podía interferir en ese contexto.
Lo que caracterizaba a la fotografía de Horst era su concepción de la belleza. Horst había analizado intensamente las poses clásicas y había estudiado la escultura griega y la pintura del clasicismo. Le interesaban especialmente ciertos detalles como la posición de las manos, porque tenía conciencia de que muy pocas personas saben qué hacer con sus manos y brazos mientras son fotografiadas. La combinación de poses y actitudes estudiadas, parcos accesorios y una luz, simple pero hábilmente dirigida, desempeña un papel decisivo en aquello que se conoce como las habilidades ilusionistas de Horst. En efecto, él sabía transformar simples planchas de madera en suntuosos mobiliarios, cilindros de cartón en columnas antiguas y moldes de yeso en ricos mármoles. Cualquiera sea el objeto fotografiado, Horst siempre lo convierte en un elemento de su ideal clásico. Pero en ningun momento se propuso hacer confundir ese universo ideal con la realidad. Él se contentó con mostrarlo como una ficción, como una proyección de su ideal de belleza. Su belleza era distanciada, fría e inaccesible: su erotismo y su seducción sólo eran representaciones intelectuales, una especia de imagen onírica ubicada mucho más allá de los instintos animales. Esa distancia entre sus fotografías y la realidad lo convirtieron en un artista de su época; en alguien que amó ciertamente el mundo del consumo y las ilusiones de la publicidad, la belleza y la moda; alguien que los reprodujo con pasión, pero que fue consciente de su carácter de ilusión y los veneró justamente por eso. 


Vogue. 1939

Beauty ad. 1987

Costume dream of venus by Dali. 1939 

Costumes from Salvador Dalí s ballet Venusberg. 1939

 Helen Bennett. 1939

Lisa with Harp, Paris. 1939 

Mainbocker Corset, Paris. 1939

Nude. 1982

Odalisque I. 1943 

Park avenue fashion. 1962 

Round the Clock. 1987

Round the Clock. 1987

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